La antropología forense es una de las subdisciplinas de la antropología física. Se divide en tres ramas importantes, relacionadas con otras tantas ramas de las ciencias antropológicas: La antropología forense, la arqueología forense y la antropología cultural forense.
La antropología física forense se encarga de la identificación de restos humanos esqueletizados dado su amplia relación con la biología y variabilidad del esqueleto humano. También puede determinar, en el caso de que hayan dejado marcas sobre los huesos, las causas de la muerte, para tratar de reconstruir la mecánica de hechos y la mecánica de lesiones, conjuntamente con el arqueólogo forense, el criminalista de campo y médico forense, así como aportar, de ser posible, elementos sobre la conducta del victimario por medio de indicios dejados en el lugar de los hechos y el tratamiento perimortem y posmortem dado a la víctima.
Se auxilia con las técnicas de la tafonomía forense, estrategia de investigación de reciente aplicación a casos forenses. Engloba las técnicas de la arqueología y la antropología física forense en la investigación sobre el proceso tanatológico. El uso de modelos tafonómicos en el análisis de contextos forenses permite estimar el tiempo transcurrido desde la muerte, reconstruir las circunstancias antes y después de la depositación del cadáver y discrimina los factores en los restos humanos que son producto de la conducta humana, de aquellos producidos por los sistemas biológicos, físicos, químicos y geológicos.
Las técnicas tafonómicas indican cuando los cadáveres fueron atacados por carnívoros, roedores o asesinados por seres humanos. Las diferentes formas en las que actualmente los criminales disponen de los cadáveres y segmentos de los mismos pueden confundirse fácilmente por la acción de los diferentes tanatofagos. La conducta de los homicidas puede introducir variaciones extremas de transporte, desmembramiento y otras alteraciones en los restos humanos. Existen grandes diferencias entre los grados de intemperismo, tanatofagos y el patrón de dispersión de cuerpos en desiertos, bosques, bajo el agua, en la tierra, que el método tafonómico puede ayudar a describir y explicar.
Antropología: Ciencia que se encarga de estudiar la realidad del ser humano a través de un enfoque holístico ( en el que el todo determina el comportamiento de las partes). El término tiene origen en el idioma griego y proviene de anthropos (“hombre” o “humano”) y logos (conocimiento).
Antropología Forense: Disciplina científica que se especializa en el estudio de la identificación humana. Utiliza los métodos y técnicas de la antropología física en unión, con otras ciencias, utilizando la variabilidad biológica del sujeto.
Antropometría: Es la ciencia de la medición de las dimensiones y características físicas del cuerpo humano. Esta ciencia permite medir longitudes, anchos, grosores, circunferencias, volúmenes y masas de diversas partes del cuerpo, las cuales tienen diversas aplicaciones.
Arqueología Forense: Son técnicas arqueológicas establecidas, ligeramente modificadas por los requerimientos del registro del lugar del hecho o lugar del hallazgo, donde un esqueleto o un cuerpo está presentes. No sólo se han utilizado estas técnicas de la arqueología tradicional al estudio de presuntos hechos delictivos, sino también en la investigación de batallas del pasado y exhumaciones de presunta violación de derechos humanos.
Ataúd: Término general para todo tipo de caja en la que es colocado el cadáver para su inhumación.
Bioarqueología: Es el estudio de restos óseos humanos o de animales provenientes de contextos arqueológicos forenses o prehispánicos.
Callo óseo: Tejido duro que se forma alrededor de alguna fractura, en el curso de la curación, consiste en el rellenado con hueso nuevo y se considera un proceso de remodelación-reparación con el paso del tiempo.
Craneometría: Técnica antropométrica que estudia las mediciones del cráneo.
Dimorfismo sexual: Conjunto de diferencias en el tamaño corporal y dental entre ambos sexos.
Esqueleto: Conjunto de huesos que proporcionan la forma característica del cuerpo humano, sirve como elemento de soporte esencial para la biodinámica del movimiento y reposo.
Esqueleto apendicular: Corresponde a los huesos de los miembros superiores e inferiores, escápulas, clavículas y coxales.
Esqueleto axial: Corresponde a los huesos del cráneo, columna vertebral, esternón y costillas.
Exhumación: Desenterrar o sacar de la sepultura un cadáver.
Fosa Común: Depósito de dos o más cuerpos en un mismo nicho, fosa entre otros.
Hueso: Elementos duros de color blanquecinos, vascularizados y resistentes, cuando se unen entre sí forman el esqueleto humano.
Nicho: Espacio escogido para depositar un cadáver.
Osamenta: Conjunto de huesos que componen el esqueleto humano.
Osteología: Tratado o estudio de los huesos. Rama de la anatomía sistemática que explora el desarrollo, estructura, función y cambios en los huesos.
Postmortem: Se refiere al intervalo de tiempo transcurrido después de la muerte.
Premortem: Se refiere al intervalo de tiempo transcurrido durante la vida de una persona, es decir, antes de producirse su muerte.
Somatometría: Conjunto de técnicas para obtener medidas precisas de las dimensiones corporales de una persona. Se ocupa de las mediciones tanto en vida y después de muerto, incluyendo el uso de índice y medidas absolutas del cuerpo humano.
Tafonomía: Estudio de los procesos postmortem de origen antrópico, ambiental o animal que se relaciona con la preservación o destrucción del tejido óseo. Contempla el momento de la muerte, las circunstancias que la produjeron, la reconstrucción de su biología, todo lo referido al enterramiento y los medios de conservación de los restos.
Tallímetro: Instrumento que permite realizar la medición de la longitud del cadáver.
Trinchera: Técnica arqueológica que consiste en un corte simétrico hecho en un terreno.
Tumba: Fosa utilizada para enterrar un cadáver
Dentro de la
Criminalistica va partir de los restos esqueletizados, y en algunas
ocasiones, momificados, se pretende conocer la variabilidad biológica de los
desaparecidos: sus características físicas, forma del rostro, estatura,
proporciones corporales, grado de robusticidad, su situación nutricional, las
principales enfermedades que afectaron su estado de salud y dejaron huella en
el hueso y las posibles causas de su deceso. Igualmente, es importante
verificar la información consignada por las historias clínicas sobre
tratamientos odontológicos, intervenciones quirúrgicas, traumas antiguos y
hábitos laborales que hayan trasformado el hueso de una manera muy particular.
El hueso como tejido y
como órgano es afectado durante la vida del individuo tanto por factores
endógenos (desórdenes hemopoyéticos, metabólicos, endocrinos, enfermedades
infecciosas) como exógenos (traumas, marcas de estrés laboral, estrés
nutricional, factores culturales). Por tal razón, su estructura se modifica en
el tiempo y en el espacio de acuerdo al principio de la variabilidad
filogenética (evolutiva), racial (ancestral), sexual, ontogénica (durante su
crecimiento y desarrollo), individual (según la intensidad y tipo de actividad
física) y cultural (de acuerdo a las prácticas culturales arraigadas).
Inicialmente se
identifica la biología general del individuo que lo vincula en calidad de
miembro de una población, con un sexo específico, una edad determinada, un
patrón racial y características físicas detalladas (estatura, proporciones
corporales), en lo que se denomina la cuarteta básica de la identificación.
Posteriormente se procede al diagnóstico de la biología individual de la
persona, que incluye las anomalías óseas, patologías, estado de
salud-enfermedad, hábitos de lateralidad y si el cráneo se encuentra en
perfecto estado se puede elaborar una reconstrucción facial del rostro del
individuo.